En esta nueva aventura, el plan de Dávila es aprovechar la oportunidad que dejó la pandemia y apostar por “el regreso a lo básico”, en una industria que fue fuertemente golpeada por la crisis sanitaria y que quizá nunca vuelva a ser la misma.
Para el empresario, ante el esfuerzo de ahorrar gastos y de cuidar la rentabilidad, las cadenas de cine descuidaron lo más importante: dar una experiencia única, capaz de competir con el streaming.
“La pandemia fue una crisis que todos sentimos que era el acabose, pero también fue una oportunidad, me permitió regresar a hacerme de este cine, tomarlo, porque es un cine que estaba cerrando la competencia y pensé que era un error tremendo, creo que si hacemos las cosas como la gente quiere, será exitoso”, afirma.
Cinemas WTC abre sus puertas en donde se ubicaba el Cinemex WTC, que fue uno de los primeros que fundó Dávila cuando estaba detrás de la cadena, la cual adquirió Grupo México en 2008. “Éste es el primer paso de algo más grande, por lo que el objetivo será adquirir cines que se cerraron o construir nuevos complejos siempre y cuando hagan sentido”.
Según Dávila, la gente busca cines cómodos, bonitos, con golosinas ricas y donde la atención sea buena, porque si decides cruzar el tráfico para irte a sentar a un lugar donde te tratan mal, no tiene ningún sentido.
“La gente quiere comodidad, limpieza y la experiencia de salir y divertirse viendo una película. En tu casa, en tu sala, con tu pareja o tu perro eres tú y ya, pero en el cine hay más personas que viven la misma emoción, es una energía impresionante”, dijo.
El complejo contará con 14 salas, nueve serán tradicionales y cinco VIP, en total habrá dos mil butacas. En sus “buenos tiempos”, el establecimiento daba servicio a 900 mil personas por año y antes de la pandemia rondaban entre las 600 y 700 mil.
El empresario recordó que cuando surgió Cinemex, no había tantas salas como en la actualidad y la industria estaba en decadencia.
“En los 90 veníamos de una industria en decadencia, sindicalizada, no daba buen servicio, no había estacionamiento, sólo una pantalla, aglomeraciones, palomitas que no olían rico”.
Ahora, asegura que el cambio debe sostenerse en ofrecer al visitante algo que no puede tener en casa, “como una pantalla de 21 metros de largo por 10 de alto, un sonido de primera. Es lo básico, y muchas veces lo básico y simple no es lo más fácil ni lo más barato, es lo más difícil, que la gente sonría”.
“Los patrones de consumo han cambiado, puede que perdamos algo de frecuencia ir al cine. Cuando empecé era de 0.6 veces, llegamos a 2.8 veces por mexicano. Hoy estamos a 65%, nos tardará un poquito regresar, quizá nos quedamos en 2.5, pero sigue habiendo un espacio importante”.
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Fuente de Información: Dinero en Imagen